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El vínculo olvidado por el cual necesitamos una psicología gótica

Más allá de los manuales y la teoría, hacia un lenguaje simbólico de la psique


Memento mori. Una calavera sobre un relieve con motivo floral tallado.
Imagen creada con Canva por la autora

No importa cuántos libros leamos sobre la teoría del gótico, sus orígenes, sus primeros representantes o su evolución a lo largo de los siglos; a menudo esos enfoques me dejan una sensación de vacío. Un vacío que no es meramente académico ya que es un reflejo del choque entre nuestra incomodidad cultural con la ambigüedad y la sombra.


Por un lado, ansiamos artículos que se ciñan al canon, y sin embargo, sentimos un aburrimiento progresivo cuando solo nos encontramos con listas interminables de características deshumanizadas. Estas listas rara vez coinciden con las de los mismos académicos y a menudo pasan por alto lo que realmente despierta el espíritu gótico.


Por otro lado, existe la necesidad de controlar el gótico mediante "manuales", y al hacerlo, borramos la satisfacción de experimentarlo sin reglas, sin esnobismo ni definiciones estériles. Simplemente dejándolo fluir a través nuestro. Dejándo que le hable a lo más profundo de nuestras almas.


Esto podría explicar por qué algunos contenidos académicos, aunque perfectamente seguros, pueden resultar extrañamente vacíos. A pesar de todas las teorías, pocas parecen abordar la esencia de por qué el gótico siempre ha sido esencial para la experiencia humana. Esto lo sé de primera mano tras haber pasado años leyéndolo, analizándolo y enseñándolo como una lente para comprender nuestro mundo interior. Gracias a esto, el gótico comenzó a cobrar sentido consciente no solo a través del estudio, sino al darme cuenta de lo gótico había siempre sido un reflejo de mis propios miedos, anhelos y preguntas no formuladas.


Puedo decir entonces que para comprender el gótico, primero necesitamos encontrar nuestra sombra; esa región oculta de la psique moldeada por todo lo que reprimimos.


Carl Jung decía que el verdadero conocimiento de la psique no puede provenir de la repetición de teorías ajenas. Más bien, debe experimentarse directamente, a través de los símbolos vivos que emergen de nuestro propio inconsciente.


Lo mismo ocurre con el gótico. Su verdadero conocimiento no proviene de la repetición ni del análisis incorpóreo, sino de la resonancia íntima que cada uno de nosotros y de nosotras siente al escuchar la palabra gótico.

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Hacia una escuela de pensamiento gótico


Una mesa oscura con libros, una lámpara y una tetera vieja al lado.
Imagen de Unsplash

Cuando hablo del gótico, no me refiero solo a novelas o castillos en ruinas. Me refiero a esa atmósfera interior que todos conocemos, la extraña familiaridad del miedo, la belleza en la decadencia, las preguntas que afloran por la noche cuando el mundo exterior deja de ser importante.


La tensión entre lo académico y lo que experimentamos es la razón por la que necesitamos empezar a hablar tanto de una psicología gótica como de una psicología de lo gótico.


Necesitamos la psicología gótica para hablar de las experiencias internas del alma a través de un lenguaje que refleje el inconsciente. Y necesitamos una psicología de lo gótico para analizar las manifestaciones culturales y literarias de ese mismo lenguaje simbólico en el imaginario colectivo.


Al igual que los sueños o la intuición, el gótico es otro lenguaje del inconsciente. Sin embargo, a menudo se desestima como mero entretenimiento, y al hacerlo, perdemos su potencial como herramienta de autoconocimiento. Puede servir como una puerta simbólica a través de la cual explorar nuestros aspectos sombríos con el potencial de contener la clave de la transformación.


Pero esas sombras no pertenecen solo a los individuos; se extienden a lo colectivo, moldeando la política, la cultura y el arte. Lo gótico, entonces, no es solo una descendencia personal, sino también una confesión colectiva, un registro de lo que nuestras sociedades reprimen.


En términos simples, podríamos argumentar que la psicología gótica se relaciona con la exploración de cómo lo gótico se manifiesta dentro de la propia psique: los estados de ánimo, los miedos y las fascinaciones que moldean nuestra vida interior. Mientras que una psicología del gótico estudia cómo estos mismos símbolos aparecen en el arte, la arquitectura y la literatura como reflejos del imaginario colectivo.


Por ejemplo, al leer Frankenstein, la psicología gótica nos invita a sentir lo que la criatura despierta en nuestro interior, que podría ser nuestra propia sensación de alienación o creación prohibida, mientras que una psicología de lo gótico examina cómo la novela refleja las ansiedades de su siglo. Ambas son necesarias para comprender la profundidad de la mente gótica.


Otro gran problema de lo gótico es que se percibe como algo esotérico, marginal o incluso patológico, en lugar de una expresión natural de la psique humana.


Este sesgo tiene profundas raíces en nuestra cosmovisión cartesiana que privilegia lo medible y observable, a la vez que excluye lo imaginario y lo intuitivo. Como resultado, la mente y la materia permanecen distanciadas, creando los inquietantes vacíos con los que tropezamos constantemente y que contienen todo lo que reprimimos.


Esos vacíos, que se asemejan a la sombra, se convierten en el hogar perfecto para charlatanes y autoproclamados gurús, dispuestos a explotar nuestra vulnerabilidad en tiempos de crisis y transición.


En parte, por eso creo que es necesaria una Escuela de Pensamiento de la psique gótica. Porque más que un género, o incluso un modo, el gótico es el lenguaje de nuestras casas embrujadas interiores, nuestros arquetipos monstruosos y nuestros guías secretos. Cada símbolo, susurro y elección en el mundo gótico es una llamada del alma misma.


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Por qué el gótico fue excluído de la psicología

Manos de una persona que intenta salir del agua.
Imagen de Unsplash

Como filóloga, no encontrar las palabras para expresar lo que siento y pienso puede ser frustrante. Por suerte, esa frustración también es la chispa dopamínica que mi cerebro neurodivergente anhela para profundizar. Esto junto con mi necesidad de comprender el porqué de todo, me lleva a muchos caminos inesperados y fructíferos.


El principal "porqué" que me ha acompañado toda la vida y que ha desatado la necesidad de una escuela de pensamiento sobre la psique gótica ha sido la pregunta recurrente: "¿Por qué te gustan tanto los fantasmas, los monstruos, lo paranormal, el terror y lo gótico?".


Esta pregunta siempre me ha parecido crítica, incomprensiva, incómoda, alienante y torpe, probablemente debido a mi DSR (Disforia Sensible al Rechazo) y acentuada por la comunicación no verbal de la otra persona, que parecía decir: "Pero tú no pareces 'Miércoles'".


Estos son los momentos en los que la neurodivergencia se convierte no en una limitación, sino en una sensibilidad a lo invisible, en una capacidad de percibir emociones y matices que otros podrían pasar por alto. No es casualidad que lo gótico en sí mismo opere a través de la atmósfera, la resonancia y la intensidad: las mismas cualidades que definen la percepción neurodivergente.


Intentar responder a esta pregunta ha requerido un trabajo interno de años y unas cuantas sesiones con una analista. Esto se debe a que mi fascinación por lo gótico no es simplemente un gusto por lo macabro. Lo gótico es, para mí, el mecanismo de traducción que me ayuda a comprender no solo mi psique personal, sino también la psique colectiva.


Así que, al no encajar del todo en lo que otros siempre han considerado "normal", a menudo me he sentido excluida, algo que muchos de nosotros compartimos con lo gótico.


Marginar a las personas es común en sociedades basadas en visiones del mundo que priorizan la lógica, la medición y el control sobre la intuición, la emoción y el misterio. Pero esto no siempre fue así.


En la imaginación romántica de los siglos XVIII y XIX, ya veíamos que la psicología y lo gótico compartían una raíz común. Fue solo cuando la psicología comenzó a buscar legitimidad científica que se separó de lo gótico. Vemos esto con el modelo de la psique de Freud, basado en términos médicos y mecánicos, la evitación consciente de Carl Gustav Jung de usar etiquetas "góticas" para proteger su trabajo de ser descartado como místico en una época obsesionada con el positivismo, y la profesionalización de la psicología a mediados del siglo XX que se alineába más con la medicina y la estadística, como el conductismo y los modelos clínicos que no dejaban lugar al misterio.


Todo lo que oliera a inexplicable u oculto se descartaba como pseudociencia. Desafortunadamente, el gótico fue arrastrado con ellos y puesto en el mismo saco de fraudes, sensacionalismo mediático y prácticas de explotación. Fue enviado al exilio cultural y se convirtió en un espectáculo peligroso del que las jóvenes debían huir, en lugar de una fuente de conocimiento.


La visión reduccionista del gótico como una forma más de contar historias de fantasmas y como un lugar peligroso donde quedarse demasiado tiempo, fue precisamente lo que promovió la neurosis debido a la escisión de la naturaleza humana y la curiosidad innata.


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Hilos de tradición

Silla Victoriana
Imagen de Unsplash

La incapacidad de describir completamente el significado de lo gótico durante tanto tiempo me ha resultado reveladora y profundamente significativa.


La curiosidad nos guía por caminos de aprendizaje, y el mío me ha ayudado a descubrir los ancestros dispersos de la psicología gótica. Aquí dejo algunos nombres:


  • William James, hermano del novelista Henry James, fue uno de los primeros psicólogos en describir la mente como algo complejo y misterioso, lo que podríamos interpretar como una "arquitectura de la conciencia". Esto ya tiene antecedentes en las narrativas góticas, donde los edificios albergan los fantasmas del pasado.


  • Carl Jung, como ya mencioné antes, recuperó el concepto de arquetipos, la Sombra y el inconsciente colectivo, conceptos que son góticos en esencia, aunque no en nombre.


  • Marie-Louise von Franz, colaboradora cercana de Jung, estudió mitos, cuentos de hadas y sueños que evocaban esos mismos paisajes de oscuridad y transformación tan familiares en nuestra querida ficción gótica.


  • Académicas contemporáneas como Michelle Massé y Catherine Spooner han entrelazado el psicoanálisis y la crítica gótica de forma poderosa.


A pesar de todas estas estrechas conexiones entre la psicología y lo gótico, nadie ha reconocido plenamente este último como un lenguaje simbólico de la psique por derecho propio, lo cual me asusta y me emociona a partes iguales. Por «lenguaje simbólico» me refiero a una estructura de significado tejida a partir de metáforas, imágenes y atmósferas, capaz de encarnar emociones y representarlas. Al igual que los sueños, los relatos góticos nos muestran cómo la psique habla cuando las palabras ya no son suficientes.


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Por qué esto importa ahora

Una figura enmascarada en la oscuridad
Imagen de Unsplash

Lo gótico no pertenece solo a los individuos; también tiene que ver con nuestras estructuras colectivas. Los fantasmas de la historia —colonialismo, guerra, destrucción ecológica— aún persisten bajo nuestro refinado progreso. Cuando los negamos, regresan en forma de ansiedad, violencia o insensibilidad.


Trabajar con lo gótico es, por lo tanto, también trabajar con el duelo permanente de nuestra civilización.


Vivimos en tiempos góticos; la guerra, la aceleración tecnológica, la ansiedad ecológica y las crisis de identidad acechan nuestro imaginario colectivo. Son los ingredientes en conflicto que sacan a la superficie lo que algunos junguianos llaman los nuevos monstruos de la mente, como la depresión, la desconexión, el agotamiento y la alienación.


Ya no tiene sentido seguir ocultando lo gótico.


El modelo científico cartesiano debe dar cabida a lo que ha estado excluyendo durante tantos años; de lo contrario, no podemos reimaginar ni reencantar la psicología para restaurar lo imaginal como una forma válida de conocimiento.


No podemos olvidar que el gótico nos recuerda que lo que parece sobrenatural es a menudo la psique hablando simbólicamente a través de imágenes y acontecimientos. Después de todo, todo descubrimiento comienza siempre como un sueño, una visión, una corazonada o incluso un susurro del inconsciente.


El riesgo de excluir lo gótico de la totalidad de lo que significa ser humano implica mantenernos ciegos y, por lo tanto, seguir perdiendo un modelo simbólico capaz de brindarnos las herramientas para trabajar con el trauma, el duelo, la ansiedad y la transformación. Lo gótico nos ayuda a enfrentar nuestros miedos desde dentro, entrena nuestro pensamiento crítico y fortalece nuestra conectividad interna, algo que necesitamos más que nunca en la era de la manipulación y el caos.


Como solía decir Jung: Los problemas más grandes e importantes de la vida son fundamentalmente insolubles... Nunca se pueden resolver, solo superar.


Y los superamos a través de la incomodidad, la misma incomodidad que la expresión gótica nos invita a enfrentar.


Al buscar "psicología gótica", solo aparecen algunos artículos de investigación, vídeos e ideas dispersos, pero no hay escuelas de pensamiento coherentes que conecten la literatura gótica, la psicología profunda, la filosofía simbólica, la metafísica y la neurociencia. Sin embargo, las señales de su urgencia están por todas partes. Vemos esto en la constante y creciente reinvención de lo gótico y el horror en la cultura popular, que refleja las ansiedades colectivas de nuestro tiempo y la presión de continuar poniendo buena cara a pesar de todo.


Para muchos de nosotros, lo gótico ofrece un lenguaje que puede ayudarnos a navegar por la vida.


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Un descenso, no un escape

Un descenso a una cripta
Imagen de Unsplash

Antes de profundizar más, podrías detenerte a preguntarte qué imágenes o miedos te asaltan una y otra vez, y qué historias o símbolos se niegan a abandonarte.


Las imágenes, sensaciones, intuiciones e incluso recuerdos que surgen de esas preguntas no son más que mensajes de tu gótico interior.


Una psicología gótica, por lo tanto, tiene el poder de invitarnos a descender al abismo de la experiencia humana en su conjunto, a ver el cuerpo como una casa embrujada, la mente como un cosmos arquetípico y el alma como una guía daimónica. Porque las grietas que se producen en esos espacios son donde la vida se siente más frágil, pero también de donde surgen los símbolos góticos. Adentrarse en las grietas significa descubrir que lo que nos aterroriza también puede guiarnos de vuelta a casa.


Para concluir, decir que con esta entrada he intentado desarrollar una primera visión de la escuela de pensamiento de la psique gótica,


Porque lo gótico, como la psique, nunca termina. Solo cambia de forma. Espero que encuentres en este blog un espacio vivo y en evolución para la investigación, la reflexión y la comprensión simbólica.


Para más información y aprendizaje, a continuación tienes algunas sugerencias para seguir trabajando en tu propio descenso. Espero que encuentres las respuestas que buscas.


Hasta la próxima entrada.


Gracias por leer.


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RECURSOS Y BIBLIOGRAFÍA


Ecos ancestrales

Las raíces de la psicología gótica se pueden rastrear a través de muchos pensadores que, consciente o inconscientemente, abrieron el camino al lenguaje más oscuro del alma, desde Jung y Neumann hasta William James y los eruditos góticos de nuestro tiempo.


(Una lista anotada más completa de lecturas e influencias sigue en mi Patreon, donde comparto el mapa evolutivo de este descenso.)


Continua tu descenso

Si estas ideas te suenan interesantes y quieres profundizar en la bibliografía, recursos y reflexiones, aquí tienes tres maneras de hacerlo:


🎥 Mira mi vídeo: Por qué necesitamos una Psicología Gótica/ Lo gótico como lenguaje del inconsciente 👉 https://youtu.be/1onVRFctPSU?si=gco5BAWc_gJstKQE


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Mi investigación independiente, El Gótico como contenedor psíquico: experiencias de personas con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) con trauma complejo a través de la literatura gótica y el cine de terror, es completamente autofinanciada y se está convirtiendo paulatinamente en un proyecto creativo y académico a largo plazo.


Cada ensayo, cada video, cada ascendencia que comparto forma parte de un experimento mayor: recuperar lo gótico como lenguaje legítimo del alma. Esta visión requiere tiempo, profundidad y comunidad, algo que solo puede crecer mediante la curiosidad y el apoyo compartidos.


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Allí comparto reflexiones más profundas, recursos bibliográficos, y conversaciones sobre la evolución de la psique gótica.


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